Artesanía
La riqueza y calidad de la artesanía de Ayacucho, en sus diversas manifestaciones, han dado lugar a que sea considerada como la «Capital del Arte Popular y de la Artesanía del Perú»; en la artesanía ayacuchana se conjugan técnicas y tradiciones precolombinas con aportes hispanos y la permanente creatividad de los pobladores de la región. sus expresiones más conocidas son los retablos, los tallados en piedra de Huamanga y los trabajos en platería y filigrana.
Retablos
Los Retablos ayacuchanos tienen descendencia española y su origen tiene manifestaciones religiosas principalmente, al tratarse de altares portátiles y nacimientos que eran conocidos como "Belenes"
Los Retablos ayacuchanos fueron evolucionando con representaciones de profundo contenido andino. Son una tradicional muestra de la notable capacidad creadora y artística de los artesanos de esta tierra, que se transmite de generación en generación. La pieza artesanal consiste en una vistosa y colorida caja de madera con doble puerta. Sus paredes están decoradas con flores de distinta naturaleza y presenta horizontalmente una división interior: el Hanan Pacha o mundo celestial y el Kay Pacha o mundo terrenal.
Desde la época de la colonia hasta las últimas décadas, el retablo ayacuchano ha seguido evolucionando. Los niveles de representación son ahora cuatro o seis; los soportes son de metal o de vidrio; los personajes principales suelen ser caudillos históricos y políticos de actuales.
Piedra de Huamanga
La piedra de Huamanga es el nombre local dado al alabastro, un mineral de color blanco y a veces, con tonalidades que van del gris o plomo al sepia. Se trata de un sedimento de origen volcánico y se caracteriza por su fácil maleabilidad, su color blanquecino y su exclusividad.
Los escultores huamanguinos, en tiempos de la colonia, tallaron cuadros en relieve, delicadas figuras y grupos religiosos policromados al óleo. Las representaciones más frecuentes fueron las vírgenes, santos, nacimientos y el descendimiento de Cristo.
Hacia fines del siglo XVIII aparecieron los temas galantes y los leones chinescos; las figuras se coloreaban de manera transparente. Poco a poco el color fue desapareciendo limitándose sólo a los cabellos y a los rasgos del rostro, usándose el dorado para los detalles. La superficie blanca y pulida de la piedra fue adquiriendo cada vez mayor importancia en el siglo XIX, época en la que las representaciones alegóricas y profanas destacaron sobre las religiosas. Hoy los artífices populares han dado mayor atención a los personajes y temas rurales, y a los grupos escultóricos en los que prevalece la blancura del material.
Orfebrería
Desde el virreinato, los orfebres ayacuchanos alcanzaron gran fama por el notable trabajo que realizaban, esta fama se conserva pues la plata sigue siendo trabajada con magistrales técnicas para el repujado, el burilado y la filigrana, ésta consiste en entrelazar hilos de plata y se emplea para confeccionar prendedores y aretes, entre otras joyas.
Tablas de Sarhua
En el distrito de Sarhua, se tiene por tradición regalar una tabla de madera (normalmente de molle o cabuya) pintada con la historia de la familia por motivo de la construcción de una nueva casa. Cada integrante de la familia debe verse reflejado en sus labores diarias. Los artesanos crearon posteriormente tablas sobre temas diversos, como la agricultura, los viajes de mercadeo, o eventos religiosos, y así ampliaron el repertorio de la temática inicial de las tablas, siempre conservando su gráfica particular. En cada pieza, se hace una descripción horizontal, que lleva un orden de interpretación pictográfica, de abajo hacia arriba y de izquierda a derecha. Las tablas son pintadas con pigmentos naturales extraídos de la tierra y vegetales; se usa la pluma de ave para el delineado de las figuras y hacer los detalles de las vestimentas. Actualmente existen tablas, cuadros y piezas utilitarias de diversas medidas.